
Aunque todos sabían que Aurora Bernárdez (1920-2014) no era la Maga, sí fue la otra Maga, la auténtica, la que impulsó a Cortázar a escribir "Rayuela", la que siguió siendo su amiga después de dejar de ser su mujer, y estuvo junto a él en su lecho de muerte y luego se convirtió en su albacea literaria.
La primera mujer de Julio Cortázar, siempre estuvo presente en la vida del escritor desde su primer encuentro en el café Boston, donde una amiga -Inés Malinow- se lo presentó en 1948 cuando todavía era un desconocido.
"¿Un recuerdo bonito con Cortázar?" fue la última pregunta a la que accedió Aurora y con una sonrisa contestó: 'Lean los libros, recuerdos bonitos hay en los libros'".
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