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Marcelo Polino presentó: “LENGUA FILOSA”, junto a las griegas Xipolitakis.

Entrevistado por El País, Marcelo Polino habló de todo: su pasado, los famosos uruguayos y argentinos, el Bailando por un Sueño, los escándalos mediáticos, las temporadas de Mar del Plata y Punta, cómo confecciona su vestuario, dónde vacacionará y su deseo de adoptar un hijo. Ni bien presente su espectáculo, el mediático dejará el país: por un problema de piel, le huye al sol de las temporadas. Escribe, sale en radio y en TV. “Tengo 6 trabajos”, sostiene. 

—¿Es la primera vez que se presenta en Uruguay?
-Sí, tengo mucha expectativa por este show en Punta del Este. Lengua filosa es un espectáculo en el que hago un repaso de mi carrera porque cumplo 20 años de TV y cuento muchas anécdotas, y entre ellas las peleas más recientes en el Bailando por un Sueño. Dentro de la dinámica del espectáculo llevo invitados a que interactúen conmigo y esta vez, vienen las hermanas Xipolitakis que son las chicas del momento.
 —Los programas de chimentos argentinos tampoco están mandado noteros a Punta del Este.
—Me parece que es una cuestión de presupuesto de la Argentina, más allá del interés o no de los personajes. Los programas ya no tienen el presupuesto que tenían hace 5 años; por eso se reduce, se mandan notas, alguien que viaja hace alguna…
 —Desde hace años es jurado en los distintos realities de Tinelli. ¿Cuánto disfruta de ese rol?
—Mucho. Hace 8 años que estoy con Tinelli y para mí es un honor que año a año me siga eligiendo. Soy el único jurado que ha estado en todos los formatos: Bailando, Cantando, Patinando, Soñando por cantar…
 —Además de la presentación de Lengua filosa, ¿va a aprovechar para veranear en Punta del Este?
—No, no. Voy a hacer el show y vuelvo. Al otro día lo presento en Villa Mercedes y el sábado en San Luis. En TV estoy haciendo la suplencia de Jorge Rial en Intrusos y además mi programa Ponele la firma. Es un verano movido de trabajo.
 —¿Nunca vacaciones?
—Sí, en febrero me voy a Europa. No lo digo como una cosa frívola. Tengo un problema de piel por el que yo no puedo tomar nada de sol, entonces me voy al frío. Además, aprovecho para comprar las telas de mis sacos para todo el año. Es como una cábala anual. Yo uso 300 trajes por año y son todos míos. Al principio compraba en Barcelona pero últimamente estoy yendo a París, al mercado donde compran los diseñadores.
 —Hace casi tres años inició los trámites para la adopción de un niño, ¿cómo sigue ese proceso?
—Ya terminé la primera etapa que consiste en una serie de entrevistas psicológicas, visitas a tu casa, inventario de bienes… todo un proceso muy invasivo para recopilar los requisitos que determinan si te aprueban o no el trámite. Me lo aprobaron y ahora ingresé en la lista de espera. En algún momento me van a llamar para asignarme un chico. Lo que siempre digo es que se apuren porque cuando me lo den, el niño me va a decir abuelo en lugar de papá. En Argentina el proceso es muy largo. Yo voy tres años y conozco casos en que ha demorado hasta ocho años. Es una locura.
Vía "EL PAÍS".


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